De cómo te mira y acaricia tu piel con su mirada. De cómo te desnuda lenta y suavemente, besando cada parte de cuerpo que queda de nuevo en contacto con el aire. De cómo intenta llegar a lo más recóndito de tu mente y tu corazón, a ese lugar especial y secreto, aislado, al que solo algunos hemos llegado después de mucho esfuerzo y confianza, después de hacerte ver que tú también puedes visitar el homólogo que guardamos dentro. De cómo intenta sustituirme, o robarme una parte de ti que tú ya me has dado, no gratis, sino cogiendo una parte de mí que yo también te he dado.
No sé si son celos o son miedo.
De perderte. De que te hartes de mí porque ya no te doy lo que antes. O no tengo tiempo. De no ser nuevo. De envejecer y echar a perder el valor que hacía brillar tu mirada. De no tener esa gracia que te provocaba una sonrisa perpetua. De no poder besar de nuevo tus labios, o tu cuello. De no poder desnudar mi alma junto a la tuya y llorar y reír y cantar y dormir y abrazarnos y soñar con un futuro juntos. De ser egoísta y atarte a mí cuando lo que yo quiero es tu felicidad. De creer que eres mía cuando debería creer que ambos somos de ambos. De cortarte las alas y no dejarte volar mientras esta tormenta lo destroza todo.
Y no quiero y no puedo y no debo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario