La religión es una estupidez en sí misma. Al margen de la infinidad de dioses y salvaciones que nos han estado vendiendo a lo largo de la historia, las ideas anquilosadas sobre cómo debemos comportarnos nos muestran la función más "libertadora" de las religiones. Y es que las religiones son dictaduras morales.
No arremeteré contra religiones que no conozco y, por eso, hablaré de la mayor farsante, hipócrita y estúpida de todas ellas, la cual tengo un poco más cerca: la cristiana católica. Sí, amigos, esa religión que predica el amor al prójimo y no ha dudado a lo largo de la historia de la humanidad en perseguir a todo aquel que se oponía a sus diez mandamientos y sus numerosos pecados.
La Iglesia católica ha servido únicamente para dos cosas: establecer un código ético entendible para cualquiera y controlar a toda la población (ya que el que no lo seguía era perseguido o "ardía en el Infierno para toda la eternidad"). Pero, ¿esta fórmula se la han inventado ellos? Obviamente, no. El catolicismo se basa en neoplatonismo y estoicismo. Del primero cogieron la separación entre el mundo terrenal y el celestial, además de la separación entre cuerpo y alma y algunas ideas sobre la ética de Platón. De los estoicos cogieron las leyes naturales, como por ejemplo son el derecho a la vida y laobligación de perpetuar la especie (derivadas en su odio hacia la homosexualidad y las abortistas).
Este remix de filosofías, fue hecho por San Pablo, además de una labor bastante grande de los "padres" de la Iglesia como San Agustín de Hipona, que le dieron el cuerpo que tiene ahora. Todo ello, lógicamente, siguiendo la idea de que el alma es inmortal, ya que Jesucristo resucitó, y si no lo fuera no tendríamos posibilidad de inmortalidad y, qué cosas, no les seguiría nadie. Serían uno de los muchos locos que ha habido a lo largo de la historia como Aristóteles (que defendía que el alma moría con el cuerpo), Santo Tomás de Aquino (aristotélico, fue prohibido durante mucho tiempo, aunque él sí creía en la inmortalidad del alma) o Guillermo de Ockham (que criticaba las riquezas eclesiásticas y la unión de fe y razón, Iglesia y Estado y teología y filosofía). Como vemos, estos "locos" eran los que no caían bien al papa.
Y es que el papa, y con papa me refiero a todos los que ha habido, siempre ha intentado quitarse de en medio al que atentase con su forma de vida. No podía permitirse el lujo de que le quitasen los lujos. Desde el papa Borgia (un mafioso medieval, que entre él y sus hijos eran una panda de pecadores merecedores de 2300 hogueras) hasta el actual, han intentado ridiculizar posturas o, incluso, quitarse verdaderamente de en medio a todo aquello que se opusiera a la Santa Sede.
La Iglesia católica es un organismo de corrupción. Su única función en la sociedad era darnos una salvación eterna y una inmortalidad y de una forma clara. Se inventaron una serie de mitos que la ciencia ya ha conseguido dar por falsos y, en lugar de dejar de darlos por válidos y verdaderos, aún siguen diciendo que "Dios hizo al hombre", "formó el mundo en 7 días" o que "plantó un jardín y luego se lo llevó". Todo muy bonito.

Aparte de los atrasos culturales que ha propiciado la fe ciega en la Biblia, las represiones contra todo el opositor a ella deberían bastar para no volver a querer oír hablar del cristianismo. Los millones de muertos por Inquisición, Cruzadas o guerras como las de la Reconquista parecen no contar. Por no hablar de la responsabilidad directa de estas muertes por parte de los papas, que apoyaban a la Santa Inquisición o a las Cruzadas, o de los obispos, cardenales y altos cargos eclesiásticos. Ellos, desde sus lujosos palacios y villas, sentados en sus bonitos asientos de madera y vestidos de bellas túnicas doradas, mientras comían sus lujosos manjares, no se preocupaban del brujo de turno al que quemaban por robar un trozo de pan, o del soldado que moría en Jerusalén porque un hombre quería dominar un palmo más de tierra.
El catolicismo es una barbarie. A lo largo de la historia lo ha sido y aún en nuestros días lo es. Sus campañas provida (como el "Sí a la vida" de Madrid) y sus ataques contra sectores como los homosexuales, las abortistas o la izquierda, demuestran que son una idea anticuada, que no ha sabido adaptarse a los nuevos tiempos y que aún desea esa hegemonía pública que tenía en el Medievo.
El papa arremete una y otra vez contra las "asesinas" que matan a su hijo por tener una deficiencia, pero no aboga por métodos anticonceptivos o fecundaciones in vitro, que acabarían con el problema al poder quitar esos genes. No, porque eso sería algo nuevo y a la Iglesia no le gustan los cambios.
El papa arremete contra el uso del condón, ya que incumple la ley natural de Dios (¿de Dios o de los estoicos?) sobre la perpetuación de la especie. Es un acto contra la naturaleza y, en cierto modo, es una forma de asesinar al hijo no concebido. Eso sí, si pillas el sida y te mueres de ellos te jodes, porque solo se preocupan por los niños no nacidos.
El papa arremete contra los homosexuales por ser perversos, pecadores y antinaturales (vaya, otra vez estoicismo), ya que el sexo solo es una herramienta para la procreación. Qué irónico que la Iglesia haya sido salpicada además por numerosos casos de pederastia en los que el sacerdote violaba a un pobre muchacho. Ahí, supongo, la cosa no cuenta.
En definitiva, "el opio del pueblo" no debería quejarse tanto de ideas de hace medio siglo teniendo en cuenta que ellos son una mezcla de ideas de la Grecia Antigua, que se unieron hace dos mil años. Más bien deberían preocuparse por renovar un poco el tema de los odios hacia diferentes colectivos y acciones, no vaya a ser que el pueblo se desenganche del opio y se pase a otra droga, haciendo que nuestro señor Benedicto equis uve palito perdiera su trono y su reino.
Desde luego, el tema de odiar cosas no lo pone en la Biblia. Supongo que lo diría Jesús con el micrófono apagado y en plan extraoficial y al final no salió en la edición final del libro. No sé de dónde lo sacará este hombre...
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