martes, 26 de marzo de 2013

Misión Escrache

Si os molestáis en buscar la palabra "escrache" (si es que aún no sabéis qué significa) en Wikipedia, leeréis esto: "Escrache es el nombre dado en el Río de la Plata, principalmente Buenos Aires y Montevideo, a un tipo de manifestación en la que un grupo de activistas se dirige al domicilio o lugar de trabajo de alguien a quien se quiere denunciar, se trata por lo tanto de un método de protesta basado en la acción directa". Hechas las presentaciones lector-escrache, escrache-lector, vayamos al análisis actual.

Como todos sabemos, la PAH (Plataforma de Afectados por la Hipoteca) ha tomado más activamente las riendas de la situación de los desahucios, hartos de esperar que estos seres que llamamos nuestros políticos, los representantes de la democracia y de nuestro poder en el Parlamento, no lo remediaran. Cogieron un millón de firmas, fueron al Congreso, presentaron una ILP (Iniciativa Legislativa Popular) y parecía que todo iba a ser aceptado. Es lógico, ¿no? Acabamos de ahorrarle al Estado uno de sus mayores problemas sociales y además era una medida de mínimos (para los que no sepan Ética básica, esto significa que son ideas que todo el mundo acepta, por eso se llama "de mínimos"). Pues aquí no acaba la cosa.



La ILP aún no se ha llevado a cabo. El millón y medio de firmas no les parece suficiente como para darse prisa y parece como si les importase una mierda llevarla a cabo. Por cierto, que para el que no lo sepa, la Mesa Electoral (formada por PP y PSOE) ya bloqueó en su momento la recogida de firmas y la Junta Electoral Central las postergó hasta abril del 2012 (cuando iban a empezar en torno a marzo de 2011).

Por otro lado, la campaña de criminalización no cesa. Tanto de los fascistas de siempre, como de los progreguays de siempre, pasando por los tercerposicionistas. Estas tres corrientes las ejemplificaré con tres grandes mujeres de la política (por decirles un piropo).

Caso 1: Nuestra amada Cristina Cifuentes le dedicó el otro día unas palabras en RNE. Algo tan poco llamativo como que la PAH apoyaba grupos filoetarras. Ada Colau amenazó con acciones legales (puesto que lo que ella llamaba "apoyar a grupos proetarras" era ir a la manifestación que hubo en Bilbao hace meses y a la que fue Stop Desahucios Bizkaia, no la PAH) y Cifuentes se corrigió diciendo que ella se refería a Stop Desahucios Bizkaia. Recordemos que esta mujer es la que nos manda a los antidisturbios desde hace un año a pegarnos con porras y pelotazos en cuanto respiramos un poquito más en cualquier manifestación. Recordemos también que esta mujer es Delegada del Gobierno en Madrid, garante de la democracia y la justicia en la Comunidad Madrileña, y que permitió que Alfonso Fernández (Alfon) permaneciese más de 50 días en régimen FIES 5 (el que se impone a los terroristas de alto rango), sin más pruebas que una mochila con explosivos caseros en la que ni siquiera estaban sus huellas, cosa que ya tira toda acusación puesto que sin una prueba feaciente y solo con el testimonio de dos policías no se puede encarcelar a alguien, y menos en FIES.


Caso 2: la nueva mesías de la democracia, Beatriz Talegón. Después de decir que "los socialistas no pueden liderar la revolución desde hoteles de cinco estrellas" (debe no haber leído nunca que Marx y Engels, los creadores del socialismo que impulsó a Pablo Iglesias la creación del partido al que Beatriz pertenece, eran de familia acomodada, al igual que Lenin), se repasó todos los platós posibles de la televisión española, extendiendo su mensaje de paz, amor y cambio en el PSOE. No entraré mucho en que los mismos a los que critica son los que la elevaron la voz, pero sí me gustaría remarcar una cosa: la gente no es tonta (al menos no toda la gente) y muchos le han visto el plumero. La prueba está en que se la expulsase de una manifestación a la que había ido en cuanto que se vio que iba a hablar con las cámaras. Políticos manifestándose, vale, pero políticos vendiendo que se manifiestan no, Beatriz, eso no. Después de eso, para variar, fue a otro plató: el del Gran Debate de Telecinco. Allí, estuvo dando a entender que los que vamos a las manifestaciones somos unos filoetarras estalinistas comeniños que invocamos al demonio. Además, cuando entró Ada Colau a hablar en directo, Beatriz le estuvo increpando (lo que es bastante cachondo, porque desde el principio la PAH se ha declarado pacifista y contraria a la violencia). Si queréis ver el enfrentamiento Talegón-Colau, en el que, por cierto, Ada queda como una mujer templada y segura mientras Beatriz Talegón queda como una niñata quejica y malcriada aquí está.


Caso 3: La "ni de derechas ni de izquierdas, del que se metan más goles" Rosa Díez. El otro día Rosa Díez escribía en El Mundo un artículo en el que expresaba su opinión sobre el escrache, diciendo que los diputados tienen derechos como la intimidad, que son garantes de la democracia puesto que han sido elegidos en las urnas y que los que realizan el escrache parecen de la kale borroka. El artículo es como para hacerle un análisis completo por las cosas tan dispares que es capaz de meter Rosa Díez en él (ETA, bipartidismo, etc), pero me voy a centrar en un par de contradicciones. La primera es que considere a los diputados como garantes de la democracia por haber sido elegidos en las urnas. Dos puntualizaciones: 1)Según ella la mayoría de diputados pertenecen a la "casta política", esa casta que necesita ser regenerada puesto que son dinosaurios que llevan siglos en el poder sin dar ningún beneficio (lo gracioso es que ella lleva también desde el 79) y 2)Cuando se realizaron las elecciones, la injusta ley electoral no repartía bien votos, quedando, por ejemplo, su partido con menos escaños de los que debería, haciendo que Rosa Díez se quejase como la que más. Con estas dos puntualizaciones hechas, ¿en serio se atreve a decir que los diputados que hay ahora son garantes del voto realizado en las elecciones? Quizá necesite unas clases de lógica. La segunda contradicción de Rosa Díez es del 2003: ella, junto a fundadores de UPyD y el ala más extremista del PP (María San Gil) hicieron un escrache a Josu Jon Imaz (del ala más autonomista del PNV y actual presidente de Petronor). Parece ser que los escraches son justificables cuando la unidad de España está en peligro, pero no cuando los derechos básicos o la vida de los españoles son los que corren peligro. En la foto de más abajo, Rosa escracheando.



En definitiva, el sistema capitalista ve un problema: la PAH, que está consiguiendo que cada vez más gente salga a la calle y les está tocando verdaderamente los cojones a los que manejan vuestras vidas. Yo, en cuanto puedo, me uniré a los escraches por una simple razón: entre ver a otra persona comiendo de la basura mientras vuelvo a mi casa de la universidad y ver cómo un político del PP (o el partido que sea) no puede leer tranquilo en su casa porque hay 200 personas fuera llamándole asesino, prefiero ver lo segundo.

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